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Las Piedras de La Maná

La Maná (0.95°S 79.18°W) se ubica a 7,470 millas de Gizeh, una distancia que es exactamente el 30.0% de la circunferencia de la Tierra. Los hallazgos han cuestionado su categorización dentro de cualquier cultura conocida en Suramérica, mostrando una iconografía congruente con las tradiciones sánscritas, foráneas a la región. El nombre mismo del lugar es de por sí antiguo, probablemente un remanente de los antiguos habitantes sánscritos para quienes la palabra "maná" significaba "mente" o "cuerpo mental". El significado de este nombre puede aclararse al tiempo que los artefactos revelan su cifrada geometría psicoacústica. Lo más sorprendente son las representaciones de la Gran Pirámide de Gizeh, una cobra rey (una serpiente que se sabe que sólo existe en el sureste de Asia) y un mapa tallado del globo con los continentes actuales y otras zonas ahora sumergidas. Aspectos tecnológicos avanzados están presentes en la talla, incluyendo efectos magnéticos de punto cero y líneas incrustadas que fluorescen bajo luz ultravioleta. Los artefactos desafían cualquier explicación simple, mostrando que las capacidades tecnológicas del hombre antiguo estaban miles de años por delante de aquellas del hombre industrial. El grupo de más de 300 artefactos ha permanecido en Ecuador en la colección privada de Germán Villamar durante más de una década después de haber sido descubiertos por Sotomayor, un regalo de conocimiento cifrado de maestro a discípulo. Este análisis de los enigmáticos artefactos se centrará principalmente en las implicaciones de la geometría representada por sus formas y diseños incrustados, intentando así resolver el misterio velado por la diáspora cultural que precedió a la genialidad de la cultura madre sánscrita que floreció bajo la superficie terrestre.

Klaus Dona, un investigador austriaco de extraños objetos arqueológicos, junto a Bill Ryan de Project Avalon y Project Camelot, expone a través de una presentación de diapositivas - realizada el 20 de febrero del 2010 - muchos de los antiguos vestigios del mundo que no son mencionados por la ciencia y que se encuentran perdidos en el baúl de lo ignorado por la historia convencional.Al ser piezas físicas, son pruebas irrefutables y difíciles de desestimar. A lo largo de su búsqueda arqueológica de artefactos inexplicables, su conclusión es clara: "No estamos solos, y es más, nunca lo estuvimos".En un gran viaje con el fin de llegar a un ápice de lo que es la historia desconocida de la humanidad, en esta presentación de diapositivas que dura alrededor de 47 minutos, se hace alusión a muchos de los enigmas convergentes de nuestros tiempos, tales como la Atlántida, humanoides reptilianos, los Anunnaki, simbolismo antiguo, ciencia antigua, un antiguo lenguaje y civilización global, y mucho más.

Cueva de La Maná - Ecuador

Un grupo de buscadores de oro liderados por el ingeniero Elías Sotomayor que se había internado en las selváticas montañas de La Maná, en Ecuador, descubrió en 1984, en una zona que en la década de los 80 había sido objeto de explotación minera de oro por medios mecánicos, en las coordenadas 0.95ºS 79.18W, un profundo túnel que conducía hasta un enorme recinto en el cual se hallaban unos 300 artefactos de piedra de procedencia y edad desconocida, que, de no tratarse de una falsificación, asesta otro golpe mortal a quienes intentan transformar las verdades antigüas en leyendas. 

Estos increíbles objetos parecen haber sido diseñados respetando una geometría psicoacústica, poseyendo además efectos magnéticos de “punto cero” y su diseño, tecnología lítica y acabado, desafían una vez más las especulaciones sobre los conocimientos y las capacidades tecnológicas de las civilizaciones antigüas. 

Además de su semejanza con los de la cultura maya, presentan diseños que han sido considerados congruentes con las civilizaciones antiguas del sureste asiático, e incluso sus formas logográficas soportan una comparación aceptable con el sánscrito,  demostrando que su existencia podría datar de la época en la cual el planeta estaba habitado por una única civilización, tecnológicamente muy superior a nuestro actual hombre post industrial, y culturalmente globalizada. 

Además de complejas mezclas minerales que cubren todo el espectro lumínico conocido, incrustaciones de calcita ( de conocida propiedad fluorescente ultravioleta ) grabadas en la faceta de la talla hacen que, expuestos los objetos bajo luz ultravioleta, dispersen la luz de una forma nó lineal y cuántica desviando el centro de atención hacia ciertos símbolos esculpidos que bajo luz natural no aparentan ser importantes, como si se tratase de un código secreto o un mensaje o mapa que todavía no ha podido ser interpretado, más allá del asombro que provoca en el observador estos cambios lumínicos al caer en la cuenta el sutil conocimiento de los patrones de simetría reflectiva que dominaban sus fabricantes. 

Los objetos son todos de diferentes tamaños, y existen discos finamente labrados con geométricos mandalas y círculos concéntricos y excéntricos, placas con espirales y extraños grabados ( en algunas pueden reconcerse constelaciones como Orión o Las Pléyades ), trece tazas de jadeita de diferentes tamaños con símbolos ora similares a los mayas, ora a conceptos místicos occidentales contemporáneos, figuras humanas en actitudes rituales, cabezas de serpientes ( que actualmente sólo existen en Asia ), y finalmente los dos objetos más impresionantes: la representación de una pirámide con 13 escalones o divisiones horizontales, tres lados triangulares y un ojo como símbolo, el cual ha sido representado en todas las culturas antigüas como el Tercer Ojo ( muy similar a la pirámide que aparece en el billete de un dólar norteamericano ), y una losa de piedra de 60 cm.de alto 40 de ancho y 30 de profundidad en el cual se encuentra grabado un mapa del mundo ( que podría tratarse del más antigüo conocido ), incluyendo América del Sur, Centro y Norte, Europa, partes de Asia y África y tres continentes que podrían ser los míticos Mu y Lemuria en el Pacífico y la Atlántida en el Atlántico.

Los discos poseen una región de cero magnético en el centro que puede comprobarse colocando un imán allí: éste comienza a girar, a velocidad constante y sin detenerse, en el mismo sentido de las líneas incisas. 

El mapa, por su parte, obviamente representa una época muy antigüa, en la cual la estructura geográfica de nuestro planeta era diferente y aún no había enfrentado los catastróficos eventos de los que dan cuenta todos los textos antigüos que aparejaron entre otras cosas subdicción y elevación del nivel del mar, pero los continentes actuales son distinguibles inconfundiblemente, mientras en la zona costera del sureste asiático aparece delineada una masa terrestre que actualmente se encuentra bajo las aguas y en las Américas no aparecen las islas del Caribe ni la Península de La Florida y en su lugar una vez más revela enormes masas terrestres que hoy estarían sumergidas.

En medio del Atlántico Norte aparece un pequeño continente ( o una gran isla ) que coincide con la Atlántida de Platón; en el Pacífico, debajo de la línea ecuatorial, también está representado un continente hoy inexistente y al sur de lo que hoy es Japón, una tercera masa continental ( que, dicho sea de paso, coincide plenamente con los hallazgos submarinos de Yonaguni ).Otro detalle enigmático del mapa es que entre la región donde se encontraba la antigüa Babilonia y el sitio en La Maná donde se encontraron los objetos, hay trazada una línea blanca que los une.

Con respecto a la misteriosa pirámide, al no haber hasta el momento descubrimientos que acrediten la existencia de pirámides como las egipcias ( sólo las hay escalonadas ) en América, se la ha considerado una representación de la Gran Pirámide de Gizeh ( un supuesto un tanto frágil, nó por la distancia, como muchos piensan, sinó por todo lo que aún subyace sin descubrir en América, sin ir más lejos, debajo de sus selvas tropicales ).

Es de color gris con pequeñas incrustaciones en oro a sus pies representando la constelación de Orión, y otros glifos con caracteres indescifrables ( un profesor alemán presidente de la Sociedad Lingüística de dicho país, Kurt Shildmann, dijo haber podido traducir dicho texto críptico como: “ El hijo del creador está en la calle” ).Todas las piedras de La Maná reaccionan bajo la luz ultravioleta, algunas formando numerosas constelaciones que comienzan a brillar como estrellas en el cielo nocturno, pero en el caso de la pirámide, su ojo comienza a emitir luz propia originando unos grabados azulados.

Cabe destacar que las historias de transmisión verbal que han sobrevivido a los tiempos, dan cuenta de la existencia de una Ciudad de Oro en lo que actualmente es la selva ecuatoriana, llamada, precisamente “La Maná”, que si se toma en cuenta una traducción del nombre desde el sánscrito ( probablemente uno de los idiomas más antigüos conocidos ), significaría “La Mente” o “El Cuerpo Mental”, y que las características de la zona donde fueron hallados los objetos es muy especial por el hecho de encontrarse oro orgánico en el agua, fenómeno que los hidrólogos consideran que sólo se produce en las fuentes de agua más ricas del planeta.

La Piramide De La Mana Certificando Su Originalidad. Aquí colocamos la Pirámide sobre el romboide de cuarzo, acoplandose perfectamente. Nótese que corresponde al lado oeste del romboide, confirmando la localización planetaria en donde los Dioses dejaron su Signo.Los encontrados en Sumeria son de piedra lima, que pueden romperse con facilidad, el de La Maná es de cuarzo de una dureza cercano al diamante. Es sorprendente este acoplamiento. Esto confirmaría la posible existencia de la otra mitad y que talvez corresponda a la que aparece en el billete de un dólar. El Ing. Sotomayor sostenía esta teoria. De forma similar a los encontrados en las excavaciones sumerias.mPirámide y Romboide de Cuarzo encontrados en La Maná De forma similar a los encontrados en las excavaciones sumerias. Información proporcionada por Manuel Palacios (Investigador Ecuatoriano), la famosa pirámide de La Mana en Ecuador, la gentileza para la documentación de esta pieza tan popular en el mundo se la debemos a German Villamar. * Una confidencia de nuestro amigo German Villamar, actual custodio de las Piedras y Mandalas resonantes de la Maná, quien halló hace una década un romboide lítico que se acopla perfectamente a la famosa pirámide con el ojo en el centro, con la inscripción que dice: "El hijo del Dios del Sol en camino"

Templo del Sol & Museo de las Piedras

Actualmente, las Piedras de La Maná forman parte de la copiosa colección privada que posee en Ecuador Germán Villamar, quien recibió la totalidad de las mismas aparentemente en calidad de donación o legado por parte del Ing. Sotomayor.

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